Tenía escrito una entrada nueva para publicar en Septiembre,
pero pasan los días y siempre metidos en vorágines, al final me olvido de mi
pequeñazo blog. Ya entrados en el otoño melancólico, volvemos a empezar, nuevas
expectativas, nuevos proyectos y ganas de avanzar. Con nuestra gran amiga la
“crisis masiva” siempre haciendo interferencias y ofreciéndonos en grillete del miedo pero ya casi
es como que nos hemos acostumbrado a convivir con ella. Yo pongo el piloto
automático de mis inquietudes y hacia delante. Intento mentalmente preocuparme
de las cosas que dependen de mi, como por ejemplo mi inconstancia, en lo demás
el destino ya hará lo suyo.
El verano ha
cubierto mis expectativas. Sobre todo con el viaje a Cuba de 20 días que he
hecho. Nunca había hecho un viaje de estas características, de tanto tiempo,
descubriendo cada día un sitio nuevo. Nueva gente, otra cultura. Con algunas
cosas en común pero otras muy distintas. Este país tiene muchas peculiaridades,
está parado en el tiempo. Sigue anclado y recalco lo de anclado porque a sus
gentes no le han dejado avanzar. No le han dejado progresar. Sigue en 1958, con
los mismos coches y los mismos eslóganes de la revolución.
Ha
sido un viaje de muchos contrastes. Muy positivo el vínculo creado entre mis
compañeras , también la sentimental jajaja . Sí , todo chicas, un master en
psicología femenina. Positivo ha sido la perspectiva que te da ver otras formas
de vida, otro país con otros conflictos, otras crisis y otra forma de tomarse
las cosas. Positivo ha sido la desconexión que hice durante esos 20 días, ni me
llevé móvil ni miré ni un segundo Internet. Lo ví como un proceso de
desintoxicación de las nuevas tecnologías y de la sobreconexión con el mundo.
Bonito ha sido conocer gente de allí encantadora, que compartían lo suyo. Estar
en sus casas, compartir una bonita tertulia, intercambiar nuestra cultura y la
suya. Disfrutar de una isla alucinante, con un variado de paisajes, montañosos,
mesetas, zonas tropicales, playas paradisíacas…una de las máximas de este viaje
fue huir del concepto “viajero burbuja” nada de resort ni añadidos de cartón
piedra. Queríamos conocer la Cuba profunda, recorrerla desde el este hasta el
oeste. 1000 km por carreteras-caminos para conocer lo bueno y lo malo de Cuba.
Conocer lo bueno y lo malo, también tiene sus riesgos. Como una de
nuestras amigas decía , se iba de Cuba con una sensación agridulce que todos
compartíamos. Malo es ver un país donde la gente no es libre. Es duro ver eso,
a niveles muy explícitos. No puedes cuestionar nada, todo está impuesto, todo
controlado. No puedes progresar, no puedes salir. Es como una cárcel para los
propios cubanos. Malo es el bloqueo exterior, por supuesto pero también malísimo
es el bloqueo interior(como ellos mismos definen) que sufren. Nosotros como
extranjeros solo observábamos, por el mero hecho de serlo ya tenías mil
privilegios sobre la propia gente que vive allí. Que son Cuba. Es duro ver eso.
La gente estaba resignada a esa situación de congelado en el tiempo. De nada
cambia. Es como la novela de “Rebelión en la granja” de Orwell. Solo la oligarquía afín vive como dios.
Es indefendible por muy de izquierdas que uno sea porque lo que hay allí es una
dictadura, pura y dura. Ojala Cuba algún día sea realmente libre y los propios
cubanos puedan decidir su futuro.
Como muchachos
inquietos con el mundo visual, nos llevamos nuestras cámaras para captar todas
estas sensaciones y extrapolarlas a imágenes. Tanto de vídeo como foto. Yo concretamente me llevé
mi cámara analógica, quería recuperar ese concepto artesanal de la foto con
este viaje. Y ese ha sido mi ejercicio en el que continuo(siempre luchando con
“mi amiga la inconstancia”. Los resultados en sus distintos soportes, los
veréis en un futuro . Anticipo una foto de una panorámica de La Habana tomada
con una réflex digital.
A disfrutar del
otoño majos!!